Hace como dos años y medio que en El Cabecico tomamos el relevo generacional en este olivar centenario que ha pertenecido a mi familia desde que tengamos constancia.
Estos árboles, que conocieron moros, cristianos y quién sabe si romanos, han sido testigos de una relativamente reciente degeneración en la relación del hombre con la tierra. En una generación, se pasó del cultivo a la explotación agrícola, y del trabajo con la naturaleza, a la guerra imposible contra plagas y plantas.
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| El olivo abuelo, con la casa de paja al fondo |
Los permacultores no hemos inventado nada, sólo tenemos que recordarle al mundo que no se trata de explotar y guerrear, se trata de ser cuidadores enamorados de la Pachamama, jardineros del Paraíso (gracias Juanmi).
La revolución para los permacultores del sureste peninsular llegó (después de Emilia Hazelip) de la mano del enérgico Jairo Restrepo, en octubre de este año recientemente pasado. Y es cuando nos hemos dado cuenta de que podemos trabajar a favor de la naturaleza, pero adaptando sus tiempos a los del impaciente humano moderno.
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| Jairo en el curso de Agricultura Orgánica |
Desde aquel curso andamos organizando en la Red bokashis, biofertilizantes, cromas, y planteando plantaciones de árboles.
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| Preparando Bokashi en el curso de Jairo Restrepo |
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| Fosfitos en preparación a partir de huesos y cascarilla de arroz |
En El Cabecico, este año planteamos una plantación de borde a modo de bosque comestible, liderada por Juan Miguel Serrano, con la colaboración esperada de miembros de la REPESE (Red de Permacultura del Sureste), y con un voluntariado internacional. Durante este voluntariado se realizarán tareas de bioconstrucción y se participará en el bokashi de la REPESE.
La fecha prevista para la acción será el mes de Febrero. Podéis obtener más información y apuntaros llamando al 657 072 260 (Alfonso), o escribiendo a escuela.elcabecico@gmail.com.
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